Cuatro décadas después de que su música fuera marginada en los medios de Cuba, los Beatles encontraron su santuario en La Habana: "Submarino amarillo", un lugar para llenar el corazón de fans y nostálgicos del más famoso grupo de rock de la historia.
La taberna, que hace honor al clásico "Yellow submarine", está ubicada en el sótano de un edificio en el céntrico barrio del Vedado, a 25 metros de la estatua de John Lennon develada en 2000 por el líder comunista Fidel Castro y convertida en lugar de tributo al ex beatle, asesinado en 1980.
Según su gerente, Yosmany Groeiro, el club abrió sus puertas "como un centro especializado en la música de los Beatles" y el rock y el pop de los años 60, como parte de una estrategia del Ministerio de Cultura de diversificar su propuesta cultural, con precios asequibles a los cubanos.
"Es un lugar para todo el que quiera venir a abrir su nostalgia. La Habana necesitaba hace muchos años un lugar como éste", porque "los amantes de los Beatles no tenían a dónde ir", comentó a la agencia AFP, Ernesto Juan Castellanos, de 48 años y uno de los directores artísticos del flamante centro nocturno.
A la derecha de la entrada al recinto, recibe a los visitantes una enorme foto de Lennon, Paul MacCartney, Ringo Starr y George Harrison, que junto con algunas de sus antológicas canciones estampadas por doquier en las paredes, hacen del club una suerte de santuario.
Caricaturas del "Cuarteto de Liverpool", ilustraciones de sus temas, entre ellos "Strawberry Fields Forever", y una barra decorada con las portadas de sus 18 discos originales completan el diseño del centro que, a diferencia de otros de la capital, no tiene pista de baile porque busca un ambiente más íntimo.
"El lugar más bello y acogedor de la ciudad, nuestra caverna. Los 'beatlemaníacos' estamos supercontentos", destacó Ana Laura, una socióloga cincuentona que no paraba de canturrear en inglés las canciones que sonaban en el club.
Para Arnaldo Rodríguez, director de la agrupación salsera "El Talismán", una de las más populares de Cuba, se trata de una "iniciativa fabulosa" porque "los Beatles son patrimonio del mundo. Todo lo que hacemos está muy influido por la música que ellos hicieron".
El "Submarino amarillo" es como "un hijo" pero sobre todo un centro cultural estatal para "promocionar su legado de paz, amor y amistad", dice Castellanos, autor de cuatro libros sobre el grupo.
Es también un estudioso de la época de "incomprensión" que sufrió la música del cuarteto en Cuba entre los 60 y 70 cuando algunos funcionarios los identificaron como "problemas ideológicos".
"Tenemos ideado hacer encuentros teóricos", comentó el director, quien entre 1996 y 1999 organizó en La Habana coloquios del grupo, que no pudo continuar por "falta de apoyo" oficial, aunque ya la música se pasaba libremente por la radio y la televisión locales.
El público que está llegando al club, abierto de martes a domingo desde la tarde y hasta la madrugada, rebasa cada día la capacidad -de 104 personas-, lo que muestra, según Castellanos, que los Beatles "no pertenecen a una generación, sino a todas".
Además de estar prohibido fumar y el reggaeton -ritmo que ha invadido los centros nocturnos de Cuba-, una tercera regla de oro rige en el "Submarino amarillo": las agrupaciones musicales invitadas deben tocar un 50% de música de los Beatles.
"Aquí pasaron de ser prohibidos a ser obligatorios", dice resuelto Castellanos.
3 comments:
Ya era hora de que los cubanos dispusieran de una sala como la que describes. Eso de menos reggaeton y más beatles está bien pensado.
Ya tengo un sitio donde ir si voy alguna vez por La Habana.
Encantado de conocer tu blog.
Saludos beatlemanos.
Muy buen artículo, si señor.
Muchas gracias Paco y Dr. Lebosqui.
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